“La sabiduría de Dios nos ayuda a tener relaciones con propósito”.
Las relaciones hoy en día son un tema complicado desde la perspectiva humana, sin embargo, si colocamos en manos de Dios a las personas que queremos darles parte en nuestra vida, las expectativas serán distintas.
Para aprender a relacionarnos sanamente la Biblia nos advierte en 1 Corintios 15:33, “Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”. Al momento de establecer cualquier tipo de alianzas ya sean sociales, sentimentales o ministeriales, tenemos que actuar con sabiduría y priorizar qué parte de nuestras expectativas entregamos a Dios y cuánto a la otra persona.
Recuerdo una frase que mi madre me decía, “todo el que se ríe contigo no es tu amigo”, eso me inquietaba un poco porque sentía que con las personas que estaba relacionándome en ese tiempo eran mis amigos, hasta que un día una de las personas de mi círculo actuó adverso a lo que me había demostrado, fue en ese entonces que comencé a ver la fase de amigo desde otra perspectiva y a entender lo que decía mi madre.
En ese momento de mi vida inicié a analizar a las personas que formarían alianza conmigo, luego de conocer al Señor en junio del 2021, todo fue ocupando su lugar acorde a mi situación actual en cuanto a las relaciones.
Cuando cultivamos relaciones sanas llegamos a la conclusión que tenemos que tener amigos y relacionados que tengan discernimiento y convicción de buenas costumbres, con esto no me refiero a que hay que rechazar a los que se nos acerquen, sino a ser sabios con los que queremos integrar en nuestro hábitat de relaciones, porque Dios nos enseña en su Palabra que debemos amar al prójimo como a nosotros mismos.
En un capítulo de un libro que estoy estudiando actualmente llamado Una Nueva Ruta en 40 Días de Aurin Rodríguez, me encontré con la siguiente frase: “que alrededor de nuestros amigos, muchas veces se construye lo que realmente somos”, esto nos lleva a analizar esas experiencias que hemos vivido con algunas personas con las que nos relacionamos.
Es fácil decir: quisiera relacionarme con personas que actúen de buena fe, con sanas doctrinas y que aporten cosas positivas en mí; no es difícil si le entregamos a Dios el control y ponemos en oración que sea la voluntad de Él, que actúe con los individuos que permite que lleguen a nuestras vidas.
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