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Creada para hacer el bien

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. 

Efesios 2:10 


¡Qué hermoso es saber que somos hechura suya! Esta palabra proviene del griego poiema, lo cual significa que somos el bello poema de Dios, somos su más bella obra de arte. ¡Gloria a Dios! 


Fuimos creadas de la nada como lo fueron los cielos y la tierra, fuimos parte del plan predestinado de Dios, todas tenemos un propósito, una función y una razón de ser.


Y si tenemos un propósito, ¿qué obras estamos haciendo? 

Alguien pudiera decir: “Yo me llevo bien con todos, no le hago mal a nadie”. “Amo a mi esposo”. “Trabajo honestamente”, etc. Pero debemos tomar en cuenta que no alcanza con hablar bien o hacer lo correcto; tenemos que ir más allá, pues hay muchos que dicen que van a hacer esto o aquello y no lo hacen. No solo se trata de hablar el bien, sino de hacer el bien en medio de la generación que nos ha tocado vivir.


¿QUÉ NOS DETIENE PARA HACER AQUELLO PARA LO CUAL FUIMOS CREADAS? 

Pudiera ser el miedo, la duda, la inseguridad, los problemas, las personas, las circunstancias, y si sigo, no acabaría. Por encima de todo lo que venga, no nos detengamos, hagamos la obra de Dios, Él nos proveerá lo necesario para que así sea y seremos evidencia viva de que caminamos con Él. 

Muchas de las veces pensamos que hacer “tal cosa” está bien, pero, ¿qué pasa cuando eso que estamos haciendo no es lo que el Señor quiere? 

Entremos en una relación profunda con Dios de tal manera que tengamos la certeza de que haremos lo que Él desea. Dios nos creó para que hagamos Su obra y para que la gente vea y se maraville. Como lo dijo Jesús en Mateo 5:16 - Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos. 


¿QUÉ NOS DEBE MOTIVAR A HACER LAS OBRAS DE DIOS? 

El amor, porque la Biblia dice en 1 Corintios 13:3 - Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.

La esencia del amor es beneficiar a mi prójimo en las mejores cosas.

Dejemos que Dios nos llene de Su amor y seamos útiles para el reino de los cielos. 


Si no hemos encontrado para lo que Dios nos ha preparado, es absolutamente necesario que lo encontremos. Necesitamos salir de nuestra zona de confort y buscar verdaderamente al Señor. 

Es hora de decirle: “aquí estoy, ¿qué quieres que haga? Estamos capacitadas completamente para las obras que Él ha preparado para nosotras. Solo es cuestión de querer caminar en ellas. Vayamos, llevemos fruto y glorifiquemos al Padre a través de ellas. 


“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; quien permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.” Juan 15:5

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