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¿Qué es el tiempo devocional y cómo aprovecharlo al máximo?

El tiempo devocional es un momento que decidimos sacar de nuestro día para tener un encuentro especial con Dios. Para cada cristiano supone un espacio de vital importancia ya que recibe la guianza y voluntad de su padre celestial. Éste de igual forma puede incluir oración, alabanzas, lectura y reflexión de la Palabra.


Qué placer sería que día tras día el Señor nos muestre su voluntad para nuestras vidas. Es como si recibiéramos las instrucciones de cómo nos encontraremos con las buenas obras que el Padre ha reservado para nuestro día y podamos ejecutarlas tal y como Él nos ordena. Es más que ir marcando una lista de cotejos; es obedecer, rendirse y ser movidos por el Espíritu Santo y no por la carne.



En definitiva es nuestro culto racional, tal como lo ordena su palabra en Romanos 12:1 - ¨Así que, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios, que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es nuestro culto racional¨. RV 1960. Entendiendo esto descansaremos en su voluntad la cual es santa, perfecta y agradable y daremos en sacrificio el cuerpo corruptible y sus pecados, por el cual nuestro Cristo padeció llevando toda aflicción, crucificado en carne para vivificar el espíritu.


Dios anhela pasar tiempo con sus hijos, así que también nosotros deberíamos desear pasar tiempo con nuestro Padre. Un tiempo especial, no a medias, un momento de entrega y sin reservas.

Te invito a que descubramos juntos cómo prepararnos para este encuentro especial:


1- Iniciaremos apagando cualquier dispositivo, en especial nuestro celular, pues es el mayor foco de distracción. Puedes ponerlo en modo avión o no molestar, así evitarás cualquier mensaje o llamada que pueda ocupar tu mente y darle lo mejor a Dios.


2- Establece una hora en específico para hacerlo todos los días. Sabemos que cada día trae su propio afán, pero si nos organizamos podemos sacarle mayor provecho. Una recomendación y guía especial sería hacerlo como Jesús nos enseñó en Marcos 1:35, donde dice: "Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar muy desierto, y allí oraba" (RV 1960).


Si lo hacemos temprano en las mañanas nuestra mente suele estar más alerta, pues aún no se ha ocupado de las preocupaciones diarias; además, es difícil que recibas una llamada o una visita a esa hora.


3- Dirígete a un lugar donde no haya ruido o mucha gente. Sería súper íntimo si te encuentras con Dios en un lugar especial. Ese que ya decidiste tomar todos los días y donde tu mente puede descansar para escuchar atentamente e intimar con Dios.


4- Evita hacer el devocional sobre tu cama, te puedes quedar dormido. La mente es muy sistemática y adopta las rutinas como parte de tu diario vivir, por lo que si lo haces en tu cama, el cerebro tendrá pendiente que estamos en un lugar de descansar y podrá hacerte una mala jugada.


5- Lleva un corazón dispuesto a recibir lo que el Padre te dará. Recuerda que estamos estableciendo una relación con Dios, esto supone charlas, lo que significa que así como le hablamos y contamos nuestros problemas, Él también quiere conversar con nosotros.


Conociendo esto la interrogante que surge es: ¿Cómo hacerlo?


En lo personal, primero hago una oración en agradecimiento con la intención de alabarle por lo que Él es y lo que ha hecho en mi vida, declarándole mi amor y reconociendo su poderío y majestad.


Luego de esta introducción procedo a leer las escrituras, en especial las que me tocan en mi plan diario de la biblia; lo hago con detenimiento y enfocándome en entender plenamente su Palabra, pues en este sentido es la forma en la que Dios hablará a mi vida y corazón por medio del Espíritu Santo.


A continuación le converso lo que he podido entender y respondo tres preguntas que siempre tengo a un lado de mi lugar de oración:


1- ¿De qué forma Dios me ha hablado hoy?

2- ¿Hay algo que necesite cambiar en vida a la luz de esta palabra?

3- ¿Qué aprendí y cómo lo aplico a mi vida?


Con esto busco que mi mente reflexione sobre lo que puedo mejorar y cómo voy a hacerlo para que de esa forma sea un culto racional.


Por último, termino agradeciendo su amor y misericordia para mi vida, oro por los demás y en especial por mi crecimiento espiritual a fin de vencer las inclinaciones de nuestro cuerpo a los actos pecaminosos y presento mis peticiones a modo que sean alineadas a la voluntad que Dios destinó para mí ese día.


En conclusión, los resultados de dedicarle a Dios parte del tiempo que Él nos regala nos enseña a ser más que agradecidos, también hace que nuestra relación con el creador sea más directa, íntima y especial.

Ahora que conocemos esto, miremos en retrospectiva, cambiemos lo que está mal y hagamos de nuestros devocionales algo más intencional.


¡Dios te bendiga!

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