¡Jesús Juva! (¡Jesús ayuda!)
Efesios 6:18 – Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.
La oración tiene poder, cuando oramos traemos el cielo a la tierra, la Biblia establece en Mateo 21:22 – Y todo lo que pidieres en oración, creyendo, lo recibiréis.
Cuando dejamos de orar las cosas dejan de pasar. Si las personas necesitamos tomar aire para vivir, los cristianos necesitamos la oración para existir.
¿Qué es orar?
Es hablar, intimar y desnudar tu corazón con Dios dónde sea, cómo estés y dónde te encuentres. Tenemos la idea falsa de pensar que orar es solo los Domingos en la iglesia o en nuestras casas, peor aún pretendemos que significa repetir constantemente el ejemplo que nos dejó Jesús en Lucas 11:2-4 específicamente. Está bien que Jesús nos dejó el modelo, más estudiándolo a profundidad nos damos cuenta de que es una guía, no una liturgia, lo que nos deja pensar que la oración es más que Lucas 11:2-4.
Discúlpame, pero quiero desarmar esa idea totalmente incierta que tienes sobre la oración. Para hablar con Dios no tenemos que estar en un lugar específico. Decir palabras en concreto y mucho menos prepararnos un discurso o lista de peticiones. Escribo estas líneas con la idea que conozcamos que Dios sí puede escuchar tu oración donde te encuentres, aun de tus labios no salga ni una sola palabra y muchas veces solo tengas que llorar en Su presencia. Dios es Omnipresente y Omnisciente, está en todo lugar y conoce lo que dice tu corazón, mente y alma, y lo vemos en Su Palabra claramente en Salmos 139:4 – SEÑOR, tú sabes lo que voy a decir aun antes de que las palabras salgan de mi boca.

Amiga, para hablar con Dios no necesitamos usar palabras extravagantes y mucho menos ir delante de Él con toda nuestra filosofía humana, no tenemos que ser los más santos y mucho menos los que tienen más dones, conocimientos, sabiduría y con tantísimos ministerios. Dios no ve ningún título académico, le interesan más nuestros corazones y la intención con la que oramos.
Salmos 51:17 – Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh, Dios.
Quiero contarte un pequeño testimonio: En una ocasión con poco conocimiento del evangelio le pregunté a un amigo con más de seis años siendo cristiano, si era propio orar mentalmente, a lo que respondió que nunca lo ha hecho porque Dios no te escucharía si no le dices nada. ¿Qué? Inocente y ajena al asunto, sin conocimiento no volví a orar más así, y cuando llegaban sentimientos de hablar con Dios, hasta que no llegaba a casa no le contada nada a mi Padre. Hasta que más tarde, indagando y escudriñando las escrituras me encuentro con la verdad hermosa escrita en el libro de Salmos: Señor, tú me examinas, y me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. Salmos 139:1-2
Entendí que se puede orar en toda ocasión y todo tiempo, personalmente tengo días en los que paso mucho tiempo hablando con Dios desde mi mente y corazón, he desarrollado el hábito maravilloso de orar donde quiera que me encuentro y cada vez que siento hacerlo lo hago.
La Biblia dice que Dios puede escucharte aun cuando todavía no le has dicho nada, y esto me demuestra que, como bien dije anteriormente, se puede hablar con Dios en tu mente y corazón.

Algunas personas dicen que no saben orar, he escuchado esta frase numerosas veces, este pensamiento viene por el hecho que hemos ideado que Dios solo escucha a una comunidad de personas en específico o que hemos pecado demasiado como para hablarle a un ser supremo como el Padre.
En cambio, Dios puede escucharnos y contestarnos también, Él no mira quiénes somos, mucho menos nuestro nivel social o académico, Jesús siempre cumple sus promesas y nos invita no solo a la insistencia, Jesús nos motiva a ser persistentes en nuestras oraciones que nos deben llevar a la acción. Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Mateo 7:7.
Hubo una persona llamada Jabes en la Biblia que hace una oración muy sencilla ante los ojos humanos, pero para Dios eso fue como perfume agradable ante su trono, porque las escrituras nos plantean que Dios respondió su oración.
1 Crónicas 4:10 – Jabes invocó al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si en verdad me bendijeras, ensancharas mi territorio, y tu mano estuviera conmigo y me guardaras del mal para que no me causara dolor! Y Dios le concedió lo que pidió.
En conclusión, la oración es nuestra respuesta a Dios, quien nos habla o mejor aún, se revela Él mismo a nosotros. Por lo tanto, la oración no es simplemente un intercambio de palabras, sino que involucra al ser de toda la persona en una relación con Dios el Padre, a través de Su Hijo, y el Espíritu Santo.

Filipenses 4:6-7 – Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
No todo lo que brilla es oro, pero cuando ORO todo brilla.
¡Soli Deo Gloria! (¡Sólo a Dios la gloria!)
Comments