¡Juva Jesu! ¡Jesús Ayuda!
En Santiago 1:2 se describe que tengamos gozo aunque pasemos por diversas pruebas, porque de allí saldremos victoriosos; mi lamento cambiaste por danza, ya no hay tristeza solo alabanzas. Probablemente has escuchado esta canción, yo también, me gusta muchísimo, me gozo escuchándola, (Fiesta en el desierto de Montesanto).
Hermanos en Cristo, ustedes deben sentirse muy felices cuando pasen por toda clase de dificultades. Santiago 1:2
Gozo se define como deleite, fruto del Espíritu Santo, profunda alegría espiritual que el Espíritu Santo infunde en los corazones de quienes deciden seguir a Dios.
Proclamar el gozo en medio de las pruebas no suena lógico y mucho menos es fácil, porque la mayoría tiene por costumbre entristecerse, amargarse, martirizarse, desilusionarse, y en la mayoría de los casos la confianza en Dios es destruida. Mas ahora “Jesús nos ofrece una alegría inexplicable incluso en los momentos más desgarradores y atroces de nuestras vidas.”
Nuestro amado hermano Pedro describe: “Queridos hermanos en Cristo, no se sorprendan si tienen que afrontar problemas que pongan a prueba su confianza en Dios, eso no es nada extraño. Al contrario, alégrense.” 1 Pedro 4:12-13. ¿Existe en la Biblia un mensaje más contradictorio y antihumano que éste? “Jesús nos invita a seguirlo y adentrarnos en el gozo inefable y glorioso, incluso en los momentos más amargos, desgarradores y angustiosos de nuestras vida.”
Suena ilógico gozarse o alegrarse en medio de las situaciones difíciles que estamos atravesando en nuestras vidas, una persona que no tiene a Dios sencillamente no lo hace, le cuesta entender que como humanos tengamos esta actitud, porque se espera que nos entristezcamos, aflijamos y nos deprimamos; aunque ellos olvidan que Dios es quien nos fortalece, sin dejar lugar a las dudas o a la falta de confianza. En efecto, vivimos por fe, no por vista. 2 Corintios 5:7-9
¡El sufrimiento es el campo donde se pone a prueba nuestra fe!
“Experimentar el gozo debe ser parte de la vida de todo cristiano.”
Amigas, no podía dejar de colocarles entre estas líneas los párrafos de un devocional que leí hace poco y dice: “En vez de ver las pruebas como un sufrimiento sin sentido, podemos verlas como oportunidades para crecer en la fe. Cuando Pablo tenía un aguijón en su carne, oró para que Dios se lo quitara. Dios le respondió: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad." La respuesta de Pablo: "Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo." (2 Corintios 12:9). Es habitual que durante los momentos de prueba nos acerquemos más a Dios y experimentemos Su amor y Su poder con mayor intensidad. Esto es motivo de gran gozo.”
¿Significa esto que no debemos orar para que nuestras pruebas terminen? No. El objetivo de la vida cristiana no es soportar todo el sufrimiento que podamos. Más bien, se trata de conocer a Dios y conformarse a la imagen de Cristo (2 Timoteo 2:12-13, Romanos 8:29-30). A veces el sufrimiento forma parte de ello (2 Timoteo 3:12, 1 Pedro 4:12-14). Asimismo, el sufrimiento es simplemente una realidad de la vida en un mundo estropeado por el pecado.
¿Tener gozo en las pruebas significa que debemos ser todo sonrisas y menospreciar las dificultades, incluso cuando estamos sufriendo? No. Una persona puede experimentar gozo y sufrimiento simultáneamente. Tener gozo no significa que ignoremos las cosas dolorosas de la vida. Por el contrario, significa que las miramos con una perspectiva de Dios, confiando en que Él está con nosotros en ellas y que puede utilizarlas para Su gloria y para nuestro propio bien (Romanos 8:28-39). Podemos llorar (Romanos 12:15) y también estar "gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración" (Romanos 12:12). Nuestro gozo tiene su fundamento en la esperanza en Cristo, no en las circunstancias agradables de la vida. Nuestro gozo en las pruebas es una actitud de un corazón que confía en Jesucristo. En última instancia, el gozo es un fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). El Espíritu Santo habita en los creyentes, y Su gozo está siempre allí, tal como ha prometido estar siempre con nosotros (Hebreos 13:5-6).
“Podemos tener gozo en las pruebas porque estamos seguros del carácter y las promesas de Dios.”
¡Soli Deo Gloria¡ ¡Sólo a Dios sea la gloria!
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