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Foto del escritorDoris Guzmán

Una cita con tu amado

Suena la alarma matutina. Sonríes porque sabes que ese día tienes una cita especial con la persona que amas. Te pasas horas ensimismada imaginando lo grato que será compartir con esa persona. Al llegar a la dirección de la cita encuentras todo decorado según tus gustos personales: tus flores favoritas están en el tarro, tus colores preferidos forman parte de la paleta de colores de la decoración del lugar y esa persona te recibe con la sonrisa más hermosa del mundo. ¿Suena muy romántico y precioso, no? Pues quiero que empieces a visualizar la cita para tu devocional de esta manera.

Mucho se ha estado hablando en los últimos años acerca de los diferentes lenguajes de amor que se manifiestan en las relaciones interpersonales; pero, ¿te has detenido a pensar en cuál es tu lenguaje de amor en tu relación con Dios?


Uno de los lenguajes de amor de los que más se suele escuchar es sobre el tiempo de calidad, que se refiere a pasar un rato de manera intencional con la persona amada. En este tiempo no se pone atención a las distracciones, la persona con la que estamos es nuestro principal foco; apreciamos esos minutos o esas horas en el que podemos conocer más y más a nuestro acompañante.


Así mismo tú y yo debemos acercarnos a nuestro tiempo devocional, debemos acercarnos a Dios no con el interés de pasar a recitar una predecible lista de peticiones y a leer la biblia por mera costumbre, sino porque nuestra intención principal es pasar tiempo con Él para conocerle.


El tiempo devocional, como bien lo dice su nombre, es un momento de entrega, es la oportunidad que nos brinda el día para dejar de lado todo lo que nos preocupa y nos distrae para conocer a nuestro Amado. Y tres de las acciones principales que debemos hacer en este tiempo es hablar con Dios, leer su palabra y alabarle.

Te preguntarás, ¿Cómo puedo ver reflejados los lenguajes del amor en mi relación con Dios?


Cuando leemos la Biblia podemos encontrar las palabras de confirmación que nos ilustran acerca de la persona del Señor en nuestras vidas. En el mes de diciembre en el Club de lectura Entre libros y café estuvimos leyendo el libro Mujer de la palabra de la escritora Jen Wilkin y uno de los primeros aprendizajes que tuve de esta gratificante lectura es que leer la palabra no se trata de buscar frases o enunciados que alimentan nuestro ego, se trata de acercarnos a la Biblia con el único fin de conocer más a Dios. Si no nos encontramos cada día con el Señor a través de su palabra nuestra vida espiritual se verá seca y vacía.


Sí, sé que en ocasiones seleccionar una hora del día en nuestra apretada agenda para leer nuestra Biblia se vuelve totalmente caótico, pero permíteme hablarte de uno de los pasajes bíblicos que más me han impactado a lo largo de mi vida en Cristo.


En Lucas 10:39-42 el evangelio nos muestra una escena en donde se muestran dos realidades distintas: por un lado vemos a una Marta que está afanada, sumergida en los quehaceres del hogar; mientras por otro lado se encuentra una María que está poniendo su atención al Maestro.


Lo que más me impacta de este texto bíblico es que cuando Marta se queja ante Jesús de la acción de María, el Señor es enfático cuando le dice que María ha escogido la mejor parte y que ésta no le sería quitada. Puede ser que un día te veas imposibilitada en hacer ciertas cosas, pero, nadie podrá quitarte esos momentos que pases en la presencia del Señor!

Es a través de nuestro tiempo devocional que podemos encontrar la luz que necesitamos en un día a día tan rutinario y lleno de vicisitudes. El Salmo 119:133 dice “Afirma mis pasos en Tu palabra, y que ninguna iniquidad me domine”. En la lectura consciente y con propósito de la palabra de Dios es en donde encontramos el sustento para los momentos de tribulación.


Cuando pasamos tiempo de calidad en la presencia del Señor esa lluvia de bendiciones que recibimos en ese momento son las que nos van a mantener enfocadas en el propósito para el cual fuimos creadas. Orar de manera constante nos va a mantener conectadas a la fuente.

¿Y qué decir de la alabanza? Nuestra relación con Dios también debe basarse en el eterno reconocimiento de lo que Él ha sido para cada una de nosotras en un momento determinado de nuestras vidas. Reconocer cada uno de los atributos de Dios día a día nos muestra las diferentes facetas mediante las cuales podemos conocerlo. En Salmos 34:1 se nos insta a alabarle en todo momento.

Nuestro anhelo ferviente debe ser encontrarnos cada día con el Señor. Vayamos a Su presencia con toda la intención, así como nos preparamos para una cita anhelada. Mi oración en este momento es que aprendamos acerca del lenguaje de amor que Dios tiene para con nosotras.


Dios te bendiga.

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