Java Jesu! (¡Jesús ayuda!).
La palabra dice en Juan 1:12 - Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.
Es importante que como escogidos del Padre comprendamos y entendamos la magnitud del amor que Él siente por nosotros, sin embargo, a veces nos distraemos tanto en los afanes del diario vivir al punto que llegamos a sentirnos frustrados, desesperados y sin ideas porque no conocemos nuestra identidad; y es fundamental que empecemos a centrarnos en lo verdaderamente importante, nuestro Abba, dejando a un lado lo que creemos muy urgente, para poder conocer cuál es el verdadero camino a seguir, sin distracciones e inseguridades; quiero que sepas que para conocer cuál es tu propósito aquí en la tierra, primeramente, debes conocer al dueño de la tierra.
Dios te creó, te escogió, te llamó, te entretejió en el vientre de tu madre, te ama más de lo que imaginas y Su Palabra lo declara verdad cuando dice:
A los que hemos recibido el Espíritu Santo a través de la fe en Jesús, tenemos el gran privilegio de ser hijos de Dios. No somos ajenos a Dios, ni tampoco somos sirvientes en el Reino de Dios, somos parte de la familia.
Romanos 8:17 dice: Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues, si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.
No solo somos hijos, sino también herederos de Dios y coherederos con Cristo. Todo lo que Dios tiene, también nosotros tenemos y tenemos acceso a ello a través de la fe; cuando buscamos a nuestro Padre y Creador, entendemos de una forma inexplicable cuál es nuestra asignación aquí.
Cuando sabes y conoces quién te hizo, verdaderamente empiezas a ver, a conocer y a valorar la mejor versión de ti.
¿Y cómo conozco mi identidad en Dios?
Quiero que sepas que leer Su Palabra es lo que va a ayudarte en este hermoso viaje de identidad, empieza conociendo lo que dice 1 Pedro 2:9 - Ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
En Cristo, somos parte de una descendencia escogida, y tenemos un propósito: proclamar las maravillosas obras de Dios.
Soli Deu Glori! (Solo a Dios la Gloria).
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