Sí se puede vivir una vida plena en Cristo, a pesar de los ataques y la presión.
Para poder disfrutar cada temporada y no sentirnos frustradas, caer en la comparación, ni sentirnos atacadas por la presión social o creer que nuestro Padre no contesta nuestras oraciones, debemos de aprender a vivir una vida de plenitud en Él, quien lo llena todo, en todo. El Padre nos invita a depositar nuestra confianza en Él. Es lo que nos habla a través de su Palabra: Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y el enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión, teme a Jehová y apártate del mal. Proverbios 3: 5-7.
Y para vivir confiando y teniendo una vida plena en Cristo, debemos entender que lo que nos llena no son cosas materiales o una pareja, sino nuestro Padre, que, estando solteras, puede que para otros estemos incompletas porque tenemos “x” edad y tenemos que casarnos, (una de las mentiras que el enemigo quiere que creamos), cuando vivimos una vida plena en Cristo, vivimos con gozo esperando en su tiempo, dando frutos, creciendo en Él, buscándole constantemente y sabiendo que tanto su sí, como su no, o un todavía no es el tiempo hija mía, también son una muestra de su amor y su cuidado para con nosotras.
Y aprovecho para contar un poco de mi testimonio, todo esto lo pude entender después de cometer errores y querer vivir mi voluntad y no la del Padre, después de buscar atajos y no dejarme guiar por su camino, de vivir una vida independiente y no tener total dependencia en Él, de escuchar tantas voces, de dejarme llevar de la presión y de las burlas de algunas personas, y no disfrutar esa hermosa y maravillosa temporada que se llama soltería. Perdí mucho tiempo mirando para todos lados y preguntándome cuándo llegará, muchos diciembres tristes, llorando y preguntándole al Señor porqué otro año más soltera.
Después de pasar varios años sufriendo por una relación muy tóxica, la cual el Señor terminó para que yo volviera a sus caminos, me reconcilié y después de ese duro proceso en el que me tomó sanar esa relación, en mi caminar con Él, aún no había sanado, entendía que necesitaba a alguien en mi vida, cuando el Padre quería sanarme y aún hacerme entender que yo no había sanado, que no estaba lista para una relación, yo seguía insistiendo, su cuidado para conmigo fue tan grande que esas personas que llegaban a mi vida con buena intención, Él las alejaba, porque yo no había sanado, pero yo pensaba en ese entonces y por la presión social que vivía, que necesitaba llenar ese vacío con una pareja, el vacío que solo mi Padre podía llenar.
En ese afán y la mucha presión de familiares, amigos y compañeros de trabajo, estaba en una temporada muy como Marta, en el mucho hacer, estaba tan involucrada en la obra de mi Señor, pero no con Él. Llegó una persona que no era cristiana con detalles, y yo en esa temporada estaba tan desenfocada que perdí el norte, casi le fallo a mi Padre. En ese proceso el Señor provocó una pausa, la cual fue muy necesaria pero a la vez muy dolorosa, cuando reaccioné, de la Wanda que estaba en todo en la iglesia, pasé a ser la Wanda que solo iba a recibir y no a hacer nada, en ese proceso muy doloroso, llena de culpa, noches de insomnio, pude entender que mi Padre solo quería que yo estuviera cerca de Él, que disfrutara el viaje de esa maravillosa travesía del esperar, como lo describe Anagi Reyes en su libro que lleva el mismo nombre, el cual ministró mucho mi vida, y fue tanto que entendí que la espera, la paciencia, ese fruto del Espíritu Santo no es un castigo, es una hermosa virtud, y ocho años después que llevo soltera pude aprender a disfrutar el viaje en lugares fantásticos, sin detenerme a mirar en cada parada si alguien iba a llegar, sólo a disfrutar ese viaje maravilloso, con el mejor chofer y guía, que se llama Jesús.
Querida soltera, puede que la espera no sea lo mejor, y que llegarán momentos de inseguridad, desesperación, las voces externas te pueden inducir a tomar malas decisiones, el enemigo verá ese momento vulnerable o de debilidad para hacerte caer, pero puedo decirte que sí puedes guardarte y esperar en el Señor; sí vale la pena esperar.
¡Dios te bendiga!
Comments