Desde tiempos antiguos, la mujer ha sido muy especial para Dios. Cuando Su Hijo Jesús vino a la tierra, Él liberó a las mujeres de enfermedades y las sacó de la oscuridad espiritual. Las transformó en mujeres determinadas que serían recordadas.
Hoy Él sigue teniendo especial cuidado de nosotras. Nos ha hecho libres y nos ha diseñado con un propósito y un plan que consiste en ser las portadoras de Su imagen.
Pero, ¿qué pasa con las mujeres en la actualidad?
Hay un concepto que ha surgido en la sociedad moderna y que ha sido utilizado últimamente por las mujeres: el empoderamiento.
La mujer empoderada se contrasta con la mujer de Dios, ¿por qué? Aquí los detalles:
Vivimos en un tiempo donde a lo bueno se le llama malo y a lo malo bueno.
La ideología del feminismo ha llevado a las mujeres a no someterse a nada ni nadie. Ella tiene el poder de hacer lo que quiera, sin que nadie le diga lo que tiene o debe hacer. Dice que es igual al hombre, en todo aspecto, incluso mejor que él. Este movimiento lucha por destruir los valores cristianos.
Como mujeres de Dios, ¿estamos a favor o en contra de este movimiento?
Me duele saber y conocer a mujeres que se han dejado llevar por las corrientes de este mundo, que han perdido su esencia y que han olvidado quiénes son ante los ojos de Dios.
3 Juan 1:11 NTV - Querido amigo, no te dejes influir por ese mal ejemplo. Imita solamente lo bueno. Recuerda que los que hacen lo bueno demuestran que son hijos de Dios, y los que hacen lo malo demuestran que no conocen a Dios.
Hoy en día, este tipo de movimientos ha tomado mucha fuerza; está alcanzando a nuestras familias. Esta ideología es una sublevación a vivir conforme al diseño bíblico de Dios.
Proverbios 9:3 dice, La mujer insensata es alborotadora; Es simple e ignorante.
¿Nos estamos dejando llevar por lo que el mundo nos ofrece? ¿Estamos siendo partícipes de aquello que no es grato ante los ojos de Dios? ¿Somos mujeres insensatas o mujeres sabias?
Nosotras como seguidoras y creyentes de Jesús, no podemos estar al mismo ritmo del mundo, debe ser nuestra prioridad ser guiadas por el Espíritu Santo para servir a nuestro Señor.
En la Biblia encontramos muchos ejemplos de mujeres que eran colaboradoras en la primer iglesia, que ayudaban en buenas obras y que destacaron como mujeres de Dios, llenas de bondad y de un espíritu de servicio.
Hemos sido diseñadas por Dios para cumplir con Su misión, edificar nuestra casa con nuestros dones y habilidades, aportar a la sociedad demostrando un espíritu afable en todos los escenarios donde podamos desenvolvernos, ser colaboradoras de Cristo y trabajar para que Su diseño original no se pierda.
Las mujeres de Dios no debemos marchar al mismo ritmo que la mujer actual.
Romanos 12:2 NTV - No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
No imitemos o tomemos todo lo que hace este mundo, ni la forma de pensar, proceder, ni marchar al ritmo de él, sino que transformemos nuestra mente y renovemos nuestro entendimiento, hagamos la voluntad de Dios, la cual es agradable y perfecta.
No estamos solas, Él está con nosotras, sin duda, hemos sido favorecidas, y privilegiadas por nuestro Señor para ser Sus hijas, Él nos capacitará, y nos ayudará a vencer el mundo.
Así que no dejemos de ser esas mujeres de Dios que van contra corriente, seamos portadoras de luz, y llamemos a las cosas por su nombre, a lo bueno, bueno, y a lo malo, malo.
Recuerda: podemos lograr todo aquello para lo cual fuimos diseñadas, solo debemos amar a Dios por sobre todas las cosas y vivir en obediencia.
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