¿Te levantaste el día de hoy consciente de la decisión de ser cristiano?
Esta pregunta puede abrir paso a un auto análisis y sumisión del ser, ya que cada día fallamos y aun sabiendo que cometeremos ese pecado una vez más, vamos donde Dios con la esperanza de ser perdonados.
En nuestro diario vivir vemos cómo muchas personas recién convertidas viven una lucha constante para mantenerse dentro del evangelio, saber que dentro de ese grupo también nos encontramos nosotros librando mil batallas, fallando y a la misma vez encontrando consuelo en el que nos salvó. Pero esta lucha tendrá verdaderos resultados cuando empecemos a ver a Dios no solo como aquel que nos concede el perdón, sino más bien, como aquel que nos restaura y levanta nuestro pie para no caer con la misma piedra.
Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. Juan 15: 4-5
El plan de Dios es tan perfecto que aún nuestra concupiscencia humana nos diga que vamos a fallar y que hemos abusado de la gracia, Dios nos abraza una vez más con su amor y nos insta no sólo a seguir junto a él, sino a dar frutos así como aquella vid. Lejos de él nada podemos hacer, de modo que todo está en el habitar en su presencia, así que para ser aceptos delante de la misma debemos consagrarnos día tras día.
Sabemos y somos conscientes que la lucha no es fácil, más cuando vivimos en un mundo que sólo le da placer a la carne y aquellos que prefieran llenar su espíritu son vistos como locos y fanáticos. La idea es no seguir la corriente, más bien, encendiendo nuestro altar día a día para que el Dios viviente habite en nosotros.
Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos. Hebreos 4:16
Así que sabiamente te insto a vivir cada día tomando conscientemente la decisión de ser cristiano, ya que contamos con un Dios que nos guía hacia las acciones que ya él ha destinado para nosotros.
Que Su Palabra nos redarguya y nos haga entender la importancia de mantener nuestro altar encendido. Levítico 6:12-13 Mientras tanto, el fuego se mantendrá encendido sobre el altar; no deberá apagarse. Cada mañana el sacerdote pondrá más leña sobre el altar, y encima de este colocará el holocausto para quemar en él la grasa del sacrificio de comunión. El fuego sobre el altar no deberá apagarse nunca; siempre deberá estar encendido.
Hola buenos días bendiciones , excelente mensaje para edificar nuestro espíritu , gracias por compartir