top of page

¿Cómo vencer el desánimo?

Miras una y otra vez el techo de tu habitación. Tienes muchos proyectos en diferentes áreas de tu vida, pero no encuentras la motivación suficiente para levantarte e ir por tus metas. Te preguntas una y otra vez cuánto tiempo durarás en ese letargo al que te he llevado un desánimo que no reconoces en ti misma. Si algo te sirve de consuelo, todas las personas hemos pasado por esas circunstancias, incluso, los grandes personajes de la Biblia que tuvieron la dicha de tener un encuentro con Dios.


El desánimo, más que una etapa transitoria de la vida es un estado en el que nuestro espíritu se encuentra sumergido en un desinterés por las cosas que deberían tener mucha importancia para nosotros. Este sentimiento tiene la capacidad de pararnos en todas nuestras funciones, a tal punto que nos afecta tanto emocional, física y espiritualmente.


El desánimo entra de manera sutil en nuestras vidas y hasta que no nos vemos sin fuerza para continuar, no nos percatamos de su presencia en nuestras vidas. Es por ello que es muy importante que aprendamos a identificar las señales de que esta sensación de desapego de nuestras vidas está llegando a nosotros.

Una de las primeras señales del desánimo es la tristeza. En ocasiones esa tristeza tendrá un motivo y en otras no. Cuando el profeta Elías se fue a esconder a la cueva se sumió en una profunda tristeza, ya que pensaba que él era el último profeta que había quedado. ¡Estamos hablando de un hombre que acababa de ver la manifestación de Dios como un fuego que consumió un altar! Sin embargo, su espíritu se afligió en ese momento.


Otra señal del desánimo es que dejamos de hacer las cosas que a nosotros nos interesan: dejamos de ir a la iglesia, descuidamos nuestras relaciones interpersonales, descuidamos el cuidado del templo del Espíritu Santo que es ese cuerpo; y, lo más grave de esto, descuidamos nuestra relación con Dios. Ya nos da lo mismo si sentimos o no la presencia del Señor en nuestras vidas.


Ahora bien, ¿cómo podemos vencer el desánimo? Lo primero que tenemos que hacer es ir a la presencia de Dios. No vayas intentando sentir algo, pues el estado de nuestro espíritu cuando estamos pasando por esta etapa se vuelve apático e insensible al mover de Dios en nuestras vidas. Mira este momento como aquellas conversaciones incómodas que tenemos con nuestros seres queridos a fin de poder arreglar alguna situación. Cuéntale al Señor lo que sientes. El salmista David en muchas ocasiones pasó por temporadas muy difíciles. Incluso llegó a escribir: “Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre” (Salmos 142:7). Este Salmo fue escrito en un momento muy turbulento de la vida de David, pero él reconoció que su estado solo cambiaría yendo a la presencia del Señor.

Cultivar una relación con Dios en estos momentos suele tornarse difícil, pero recordemos que Jesús es nuestro amigo fiel y siempre estará dispuesto a escucharnos, aún en aquellos momentos en los que ni siquiera sabemos qué decir, él estará ahí para abrazarnos y consolarnos. La oración es nuestra principal herramienta para renovar nuestro espíritu y poder deshacernos de esa sensación de desasosiego que invade nuestra alma.


Otra clave muy importante para vencer el desánimo es descansar en las promesas que el Señor nos ha dado. Escribo esto y mi espíritu se conmociona un poco, ya que en mi corazón hay una petición especial por la que llevo años orando y en tres ocasiones he tenido que ver cómo esa promesa no se materializa. Cuando el desánimo viene a mí y empiezo a pensar que no voy a tener un bebé con mi esposo, recuerdo esa promesa que el Señor nos dio en nuestro primer año de matrimonio. Descansar en Dios nos hace entender que las cosas no dependen de nosotros y esa confianza plena en el Señor, nos da fuerza y esperanza.


Quiero terminar este artículo invitándote a meditar en el siguiente pasaje bíblico:

“Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:29-31


41 visualizaciones1 comentario

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page