En la vida, todos enfrentamos heridas emocionales y espirituales que pueden ser difíciles de superar.
Nuestro caminar está lleno de dificultades y en él encontraremos decepciones, engaños, y malos ratos. Sin embargo, la Palabra nos ofrece un camino de sanación para aquellos que buscamos consuelo y restauración para nuestras heridas más profundas.
Aquí te menciono algunas pautas a seguir para una sanación integral:
Reconocer tu dolor: La Biblia nos anima a NO ignorar nuestras heridas, sino a enfrentarlas con valentía. En Salmos 34:18, se nos recuerda que "El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón y salva a los de espíritu abatido". Reconocer nuestro dolor es el primer paso hacia la curación.
Perdonar: El perdón es un aspecto fundamental de la sanidad interior. Es el acto de liberarnos de esas cargas que nos impiden pasar la página. En Mateo 6:14-15, Jesús enseña: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas". Perdonar no significa justificar lo que nos han hecho, sino liberarnos del peso del resentimiento. No deja de ser culpable el que comete la falta, pero le pesa más la culpa a quien la carga sin perdonar.
Buscar consuelo en Dios: La Biblia nos asegura que Dios es nuestro refugio y fortaleza en tiempos de angustia (Salmos 46:1). Al acudir a Él en oración y meditación en Su Palabra, encontramos consuelo y fortaleza para seguir adelante.
Comunidad de fe: La comunidad de creyentes también juega un papel importante en nuestra sanación. En Gálatas 6:2, se nos insta a "llevar los unos las cargas de los otros, y cumplir así la ley de Cristo". Compartir nuestras luchas con otros creyentes puede brindarnos apoyo, aliento y perspectiva. Y quiénes mejor que nosotras, las cuales contamos con una comunidad de apoyo, líderes que están dispuestas a escucharnos y ayudarnos en nuestra sanación.
Renovación de la mente: La renovación de nuestra mente es un proceso continuo que implica llenarnos de la verdad de Dios y deshacernos de las mentiras que nos han herido. Romanos 12:2 nos anima: "No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento". Es más que necesario que nos despojemos del pasado y empecemos a caminar bajo la luz de Cristo, entregando a Él todas nuestras cargas y dándole paso a Su espíritu que nos consuela y nos ofrece descanso.
Confianza en el plan de Dios: Aunque no siempre entendemos el propósito detrás de nuestras heridas, podemos confiar en el plan soberano de Dios para nuestras vidas. Jeremías 29:11 declara: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis".
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